26 diciembre 2010

CARTA DE DIOS A LOS HOMBRES

 
 
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Me sente en la mejor de mis estrellas y pense en ti, solo en ti, porque ¿sabes? te amo y por eso hice un mundo,
donde pudieras estar  hasta que llegara el momento en que vinieras a mi.
En ese mundo puse la belleza en una flor, puse tierra y semillas para que pudieras comer,
 puse el cielo y le di el día y la noche, en el día puse un sol para que sintieras el calor de mi amor,
 y en la noche puse la frescura para que sintieras sin ver, puse la oscuridad y en ella la luna y las estrellas
 para que supieras que en la penumbra hay belleza, que la belleza no solo se ve,
sino que también se siente y que hice las estrellas para ti.
Puse un mar, en ese mundo puse animales, todos diferentes de forma y color para que los pudieras distinguir,
también pensé en ellos y les di un lugar para vivir.
Pensé que te aburrirías si todo fuera del mismo color, por lo que a las plantas les di el verde,
 al día el azul, a la noche el negro, a las estrellas su brillo y hasta a tus ojos les di color.
Permití el mal para que pudieras conocer el bien, puse en tu corazón bondad, amor y también perdón.
Pensé que no podrías estar solo, e hice a una mujer, para que hubiera un cuerpo que diera vida y mande muchos como tú,
 también pensé que no me entenderías, por lo que te di inteligencia.
Estaba yo feliz, pero luego vi que no sabias pensar y ¿sabes?, Sentí decepción cuando creíste que yo no existía,
que todo tenia una explicación científica, y la tiene, porque la puse para que pudieras entenderme con mayor facilidad.
Y como te amo, de vez en cuando o muy seguido te mando un problema, que es un regalo que te doy para que aprendas a crecer,
 y aun así, dudas de mí.
Mandé un ser especial para cuidarte durante el resto de tu vida y tu apenas lo percibes.
Todo el tiempo pienso en ti, y todos los días mando una señal especialmente para ti, y aunque te di ojos te veo ciego,
 y en el mundo que te regalé sembraste semillas, pero no para comer, sembraste el odio,
 el egoísmo, la frialdad y las dejaste crecer, y te pedí que las cortaras y no me hiciste caso,
porque vives tu mundo material.
Y como te haces sordo a mi voz, decidí escribirte esta carta para recordarte que te amo,
y si me has hecho daño, te perdono, yo también siento, y sabes, te pido que me recibas en tu corazón,
 y que encuentres en mi consuelo, paz y tranquilidad.
Acércate a mí, no necesito decirte quien soy.

Tú ya lo sabes.

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