Se conocieron siendo niños,
recorriendo el polvo del camino
llevaban las carteras en las manos,
y el babero de la escuela bien limpito.
ella con largas trenzas rubias
adornadas con hermosos lazos.
Él la raya derechita, siempre bien peinado,
la tez curtida por el viento
de jugar por grandes llanos
y juntitos...siempre de la mano,
caminaron el camino, aquel tan largo...
Se sentaban en pupitres de madera
que adornaban con rayajos,
dibujando corazones con sus nombres
con la flecha atravesados,
eran complices en juegos,
compartian los almuerzos,
cambiaban los colorines
y se contaban los sueños.
Crecieron por los caminos,
esos caminos tan largos...
que andaban día tras día
dejando huella a sus pasos,
dibujando en las encinas
dos corazones atados
que fue el único testigo
de que se estaban amando;
que cambiaron las canicas
por unos besos muy largos...
y se amaron en silencio,
y sus dos nombres ataron,
y se unieron de por vida,
uno a otro se entregaron.
y caminaron la vida,
ese camino tan largo...
siempre juntos,
luchando día tras día,
siempre juntos sin descanso.
Ella cambió el rubio pelo
por un cabello más blanco,
y él, lo adornaba de rosas
como si fueran los lazos .
Volvieron a recorrer
los caminos embarrados
que guardaban los recuerdos
de aquellos tiempos pasados.
La fría tarde de invierno
los encontró acurrucados
abrazados en la encina,
por la vida ya olvidados,
durmiendo el sueño tan dulce
del que nunca despertaron.
Siguen juntos, siempre juntos,
y en el tronco de la encina
dos corazones atados.
seresade
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